Lee Eclesiastés 3.1-14
“Por todo el libro de Eclesiastés el autor muestra dos opiniones opuestas acerca de la vida. Primero, ve él las cosas en su derredor tal como haría el hombre natural, sin la luz de la revelación divina. Su conclusión, “toda es vanidad” Pero enseguida el autor escribe como aquel quien ha recibido la revelación de Dios mismo, y ahora sus observaciones y conclusiones suenan con certeza y esperanza. Por ejemplo dice, “todo lo que Dios hace es perpetuo” v. 14).
V.1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Hay un tiempo adecuado para todo, incluyendo un tiempo de orar y un tiempo de actuar. Cuando vemos a alguien a quien le falta comida y ropa, es correcto suministrar lo que necesitan (Santiago 2:15-16). A veces necesitamos confiar en Dios y tomar medidas inmediatamente.
Ese fue el tipo de mensaje que Dios le dio a Moisés cuando dijo de los israelitas: « ¿Por qué clamas a mí?» (Éxodo 14:15). Poco antes, Faraón había permitido a los israelitas salir de Egipto, pero entonces cambió de parecer (vv.5-6). Queriendo traerlos de vuelta, él y su ejército los persiguieron (vv.7-9). Los israelitas se aterrorizaron cuando vieron que los egipcios se acercaban. Estaban atrapados en la costa del mar Rojo sin poder ir a ninguna parte. Pero Moisés aseguró a Israel que Dios los libraría. Ese era el momento de actuar, no de clamar a Él. Era hora de pasar «por en medio del mar, sobre tierra seca»
¿Has pensado que pasaría si todo fuera, felicidad en la vida, y no existieran los problemas?
Tener la expectativa de felicidad perdurable en un mundo cambiante, debe terminar en el desengaño. Conducirnos a nuestro momento en la vida es nuestro deber y sabiduría en este mundo. El plan de Dios para el gobierno del mundo es completamente sabio, justo y bueno.
Vivimos en un mundo siempre cambiante. Los sucesos de cada día, así como las condiciones de la vida humana, difieren grandemente y estamos constantemente pasando y volviendo a pasar de un estado a otro.
En nuestras agitadas y ocupadas vidas, tendemos a enredarnos tanto con nuestras propias preocupaciones que perdemos el sentido de la compasión por los demás. Debemos tomarnos el tiempo para observar y responder a las personas, ya sean niños pequeños, padres o creyentes mayores que nosotros.
Tenemos aquí:
1. Una verdad de tipo general: v. 1:«Todo tiene su tiempo». Aun las cosas y actividades que parecen ser contradictorias pueden, cambiando las circunstancias, ser oportunas, es decir, hallar su conveniencia de tiempo y lugar.
2. Algunos de estos cambios se deben únicamente a la mano de Dios; otros dependen de la voluntad del hombre. En el cielo hay movimiento sin cambio, pero bajo el sol todo cambia. El Predicador comienza por los dos sucesos entre los que reflexiona, la vida del hombre sobre la tierra:
a. Nacer y morir, como ocurre en el mundo de la naturaleza: sembrar y segar(v. 2).
b. Matar y curar (dar vida) son prerrogativas de Dios (v. 3).
c. La adversidad o la prosperidad (v. 4) ocasionan distintas condiciones de ánimo; ejemplos típicos son (v. 4b) la muerte o la boda, respectivamente, de algún pariente o amigo íntimo.
d. El v. 7 se refiere a rasgar los vestidos como señal de duelo y volverlos a coser cuando se pasó ya el luto; Job 2:12 Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
e. El v. 8 muestra, primero en los individuos, después entre las naciones, sentimientos opuestos de amistad y enemistad que, con mucha frecuencia, se deben a causas ajenas a las partes en desacuerdo.
Como conclusión a esta galería de acontecimientos humanos, ajenas tantas veces a la voluntad del hombre, el Predicador pregunta (v. 9):« ¿Qué provecho saca el que trabaja, de aquello en que se afana?». La respuesta en el v. 13 nos muestra que su concepto ya no es algo para lamentarse sino apremiante “y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor”.
Reflexiona.
Aprovechemos la oportunidad favorable para todo buen propósito y toda buena obra. El tiempo de morir se acerca veloz. Así, pues, el esfuerzo y la tristeza llenan el mundo. Por lo tanto se nos exhorta: que siempre tengamos algo que hacer; nadie es enviado al mundo para estar de ocioso.
V. 10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
Oremos:
· Por las diferentes circunstancias de la vida. Agradeciendo a Dios por permitirnos nuestro momento en la vida.
· Para que no perdamos el sentido de compasión por los demás, que Dios nos permita tener el tiempo para compartir de su amor.